Qué pronto lo terrible se hace rutinario. Todos tenemos ese peligroso talento innato: el de convertir los horrores en tareas. Oyes a la gente preguntándose cómo pudieron los alemanes hacer aquello. Yo creo que la respuesta es que convirtieron el exterminio en un trabajo de nueve a cinco. Ya sabes, sueldos... Pausas para el almuerzo... y el personal venía y hacía su trabajo y se iba a casa y cenaba y se dormía y se despertaba y volvía y hacía su trabajo y se iba a casa y cenaba y se dormía y se despertaba y volvía y hacía su trabajo... Así es en parte como se hace todo, especialmente una tarea que es horrible, horrible... Todos tenemos que tener muchísimo cuidado con aquello a lo que podemos acostumbrarnos, chica.
(...)
Es nuestra obligación, imaginarnos mutuamente.
Allan Gurganus
La última viuda de la Confederación lo cuenta todo.
Quan vaig agafar la baixa abans de tenir la Isona em vaig donar conte com la monotonia et converteix amb un èsser inert. Des de la distància i sense despertador comproves la velocitat en la que ens movem en el dia a dia, i de quantes accions fem d'una forma autòmata, sense analitzar. Però és curiós, no és en aquesta rutina, amb aquest control quan ens sentim més segurs?
ResponEliminacompletament d'acord.
ResponEliminaQuina emoció... tinc un comentari!!!!
Doncs per la meva part, estic bastant dacord amb lo que diuen a l'article. Et pots acabar acostumant a tot un seguit de coses que no forment part de tu i que no t'agraden... Però t'hi acostumes. No és fins que (si tens sort) per algún motiu te'n alliberes, que ets conscient de lo poc que t'agradaven aquestes "rutines".
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